Ahora mismo trabajo en una serie que transcurre en un pueblo en el que ocurren unos sucesos extraños. Uno de mis compañeros dijo que no podíamos hace esta serie sin haber visto ‘Texasville’, una de sus películas favoritas, porque, según él, nos podría ayudar a ver una manera diferente de desarrollar los conflictos entre personajes en un universo de pueblo.
‘Texasville’, escrita y dirigida por Peter Bogdanovic en 1990. Es la segunda parte de otra película rodada en 1971, ‘La última película’, un film que vi hace años gracias al programa de José Luis Garci, pero que hasta hace poco recordaba como esa película en blanco y negro en la que un tipo le tocaba por todo el morro el potorro a Cybill Shepherd. Comprendedlo, era un adolescente y sólo me quedaba con ciertas cosas.
He vuelto a ver la primera parte y he visionado por primera vez la segunda, pese a que había sido avisado de que iba a quedar decepcionado con ella. Pero no fue así. En mi opinión, aparte del mérito que tiene reúnir en un mismo proyecto a los mismos actores para interpretar a los mismos personajes 30 años después, el resultado no decepciona, sino que sorprende gratamente.
En ‘La última película’ se cuenta las aventuras amorosas de unos adolescentes que viven en un pueblo con pocas perspectivas de futuro. En ‘Texasville’ es cuando ves el futuro y es mucho más desalentador de lo que ellos mismos esperaban. En la primera eran inocentes, en la segunda están de vuelta de todo. Tienen demasiada experiencia, han toreado en demasiadas plazas y casi siempre han salido derrotados. Por lo visto, tiene mucho que ver con el presidente que gobernaba en Estados Unidos en 1984, Ronald Reagan. Es un retrato muy fidedigno de una sociedad decepcionada consigo misma, que ha tirado los principios de la primera película por los suelos.
Dicen los cotillas que Peter Bogdanovic y Cybill Shepherd fueron amantes durante el rodaje de ‘La última película’ y que en 1990 eran sólo amigos. Quizá el reflejo de su propia historia está en la relación que tiene en ambas películas el personaje de Jeff Bridges con el de la propia Cybill.
Para los que hayan visto las películas o las vayan a a ver ahora, una nota aclaratoria: nada tienen que ver con la serie en la que estoy trabajando, pero ha sido un ejercicio de documentación muy gratificante.
El Niño Melón 